viernes, 31 de agosto de 2012

El día de la marmota.


Esto ya lo hemos visto. Esta fue la sensación que miles de espectadores y aficionados tuvimos ayer mientras veíamos la espectacular subida al Mirador de Ézaro, donde Joaquim Rodriguez, para seguir la monotonía, se llevó otra vez la victoria de etapa y así amplió su ventaja sobre Alberto Contador. Lo de 'Purito' no tiene nombre, ya lo venimos diciendo, el catalán sigue deleitando y aprovechando las (muchas) opciones que le da el recorrido de esta Vuelta, de verle ganar nunca nos vamos a cansar, por lo menos mientras siga haciendolo así, con esa clase de la que pocos gozan.

Lo que quizás si se nos hace un poco más pesado, repetitivo, rutinario, es que la ambición de los directores de carreras por hacerlas más visibles o atractivas para el público general este cambiando las bases sobre las que se cimentó este deporte, hace ya un buen puñado de años. Es cierto que añadir finales en alto desde los primeros días hará que los favoritos se tengan que mostrar desde el principio, y por tanto, el aficionado se "enganche" a la carrera a partir del primer día. La Vuelta viene cambiando estos últimos años el modelo por excelencia de las Grandes Vueltas, con dos bloques de montaña bien marcados, un par de etapas contra el crono, y varias etapas para que se resuelvan al sprint o bien llegue la fuga. En vez de esto, Javier Guillén y sus hombres se basan en buscar lo que ellos llaman "espectáculo", buscando las mayores rampas de España, y si no las hay, las crean, asfaltando para ello pistas forestales, y todo para crear ese "espectáculo".

Pero no nos engañemos, el ciclismo ha sido y es espectacular desde hace muchos años, cuando a nadie se le había pasado por la cabeza subir el Angliru, el Cuitu Negru o la Bola del Mundo, más que nada, porque los desarrollos no daban para ello. El ciclismo lo hacen espectacular los ciclistas, no el recorrido, y si no hay cuestas del 30%, serán con las del 10% con las que se establezcan las diferencias.  Y si, a todos nos gustaron los 10 minutos de ascensión a Ezaro, pero no más que en Jaca, o en Barcelona, etapas idénticas que hemos vivido en menos de una semana, y cuando algo lo vemos repetido una y otra vez, pues al final, cansa. 

Abusar de este "espectáculo" solo le saldrá perjudicial a los 'capos' de la Vuelta, pues si machacamos las máquina , cuando llega el momento decisivo, habrá más riesgo de que falle, o lo que es lo mismo, si los favoritos llegan con demasiada tralla a las etapas de montaña, las que cuentan, a lo mejor ya no tienen fuerzas para deleitarnos con su espectáculo, pero el de verdad. Y todo será por abusar de finales y pendientes que a veces resultan absurdas y totalmente evitables.

Afortunadamente, a partir de mañana llega lo bueno, como anunció el propio Alberto Contador, a partir de las etapas de Asturias empieza la verdadera Vuelta. Muchos se sorprenden de que las diferencias sean tan pequeñas, pero no nos engañemos, a pesar de que hemos visto mucho a los favoritos, aún no hemos tenido una etapa de alta montaña de verdad, y todo lo que ha pasado hasta ahora, de poco valdrá cuando se pase el único bloque de montaña que tenemos en esta Vuelta a España.

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